Y lo hizo, y como ya decíamos en una entrega anterior, el Suizo Roger Federer recuperó algo que se le perdió a lo largo del año: Recuperó esas ganas de jugar, ese genio que lo hace único, esa perfección que lo llevó a ser durante cuatro años y medio el número uno del mundo, esa exactitud que lo hacía trabajar con la perfección de un reloj suizo... simplemente volvió a ser el de siempre.
Federer ganó el día de ayer su Grand Slam número 13 (superó a Roy Emerson en el segundo lugar en grand slams ganados y se puso a solo uno del máximo ganador Pete Sampras) y lo hizo ante un Andy Murray que jugó el torneo de su vida y en el que había eliminado a Rafael Nadal cuando el español era más favorito que nunca, y Federer ganó de una manera tan fácil (parciales de 6-2, 7-5 y 6-2) que ni el mismo se lo creyó... Hasta Murray cayó rendido a sus pies.
Pero Federer no solo ganó un torneo, ganó mucho más: ganó en confianza, recuperó la memoria, esa memoria que estuvo ausente todo el año y que se combinó con el extraordinario año de Rafael Nadal que llevó al español a ser número 1 del mundo.
Este 2008 aun no se acaba, pero seguramente será un año del que Federer habrá aprendido mucho. El título ganado ayer en Flushing Meadows vale más que los 52 ganados a lo largo de su carrera simplemente por el trabajo que le costó volver a ganar. Ganar se había hecho costumbre y Federer había olvidado lo importante que es la humildad que se requiere para ser el mejor y cuando cayó en un bache, simplemente olvidó de cómo salir adelante, recordó que aún el mejor tenista de la historia sigue siendo humano y como tal puede equivocarse.
Seguramente el futuro será diferente. Si bien no le será fácil bajar de ese número 1 a Nadal, Roger seguirá haciendo historia, el próximo año veremos de nueva cuenta a ese Roger que parece haber tomado un año sabático y que parece estar diciendo que no lo olviden, que aquí sigue y que el próximo año peleará por recuperar lo que es suyo, mientras Nadal continúa creciendo como jugador.
Enhorabuena Federer, ya era hora de que regresaras
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