martes, 26 de agosto de 2008

Sobre la participación mexicana en Juegos Olímpicos

Con la cabeza un poco más fría y ya más a la distancia del fin de los Juegos Olímpicos Beijing 2008 sigo sin poder emitir una opinión favorable a la actuación de la delegación mexicana, donde a pesar de haber obtenido dos oros, hubo una cosecha más pobre que en Sydney 2000 y Atenas 2004.
Sin duda los clavados, el Tae Kwon Do y el tiro con arco son los deportes que se salvan. Sin embargo, en general actividades de las que se esperaba mucho más como Vela, Canotaje y Boxeo decepcionaron enormemente, sobre todo el canotaje con José Everardo Cristóbal que fue uno de los atletas que más apoyo recibió de CONADE y no pudo llegar a ninguna final.
Hay que reconocer que la actuación de jóvenes como Mariana Avitia y Juan René Serrano en tiro con arco; Tatiana Ortiz y Paola Espinoza en clavados individual; la actuación de algunos boxeadores como Rodrigo Santos o las pesistas nos da para albergar esperanzas de una gran actuación dentro de 4 años en Londres, pero ¿Es posible creer en los directivos mexicanos? La respuesta es NO
Por mucho trabajo que se esté haciendo en el deporte de nuestro país, la burocracia ha demostrado que es capaz de detener cualquier gran esfuerzo y de frenar el desarrollo de talentos deportivos. En los últimos cuatro años las federaciones de Atletismo, Gimnasia y Clavados se unieron a la Basquetbol y al pleito cantado entre CONADE, CODEME y el Comité Olímpico Mexicano como un grupo de Federaciones y Confederaciones que viven en una lucha constante por el poder y viven en el amiguismo que ha dado lugares en juegos olímpicos a atletas que solo van a participar mas no a competir.
El pleito que tienen Carlos Hermosillo con Felipe "el tibio" Muñoz y la pelea de ambos con Ana Gabriela Guevara y Belem Guerrero es la muestra más firme de las grandes carencias de nuestro deporte. Más allá de que los recursos destinados a la preparación de los atletas se quedan en manos de directivos corruptos que están enriqueciéndose ilícitamente, las instalaciones de entrenamiento se han hecho viejas, los instrumentos también y el reflejo está en que las marcas nacionales son las que hacían las grandes potencias hace 10 años.
A pesar de las tres medallas y de que se no se tenían mínimo dos oros desde 1984, la actuación mexicana no fue buena. Las medallas se ganaron dentro de dos equipos que han trabajado estupendamente en los últimos años: Clavados y Tae Kwon Do. Las clavadistas Paola Espinoza y Tatiana Ortiz coronaron un trabajo de cuatro años y de duros entrenamientos, pero entraron en una inercia de trabajo que su entrenador Jorge Rueda llevaba ya desde años atrás con clavadistas como Fernando Platas y Mari Jose Alcalá. Mismo caso de los taekwondoines María del Rosario Espinoza y Guillermo Pérez quienes pulieron su talento en una plataforma ya existente desde Victor Estrada, Iridia Salazar y Oscar Salazar.
Y no con esto quiero decir que las medallas no las ganaron a pulso propio, simplemente hay que enfatizar que su talento fue bien enfocado por dos entrenadores experimentados que ya habían pulido el talento de otros y que no acusaron recibo de las deficiencias del sistema deportivo nacional y que siguen y seguirán sacando talentos que se verán ya dentro de cuatro años.
Escuchando un programa de radio, no recuerdo cual, un conductor decía: ¿Cómo es posible que en 100 millones de personas no haya 80 que puedan pelear por una medalla? yo comparto esa manera de pensar.
Y en el tercer problema vamos mezclados la población, los medios de comunicación y los propios atletas. Los mexicanos estamos acostumbrados a festejar las derrotas dignas. Hace 4 años festejamos la plata de Ana Guevara cuando la velocista llegaba como campeona mundial y si no se preparó bien fue, además de su lesión, por cumplir compromisos con patrocinadores, sin embargo se le festejó su plata como si hubiera sido oro.
A diferencia de los países que se han convertido en grandes potencias, aquí festejamos todo como reflejo de lo que nos hacen creer los medios: "hizo su mayor esfuerzo". En Brasil, a pesar de que los amazónicos ganaron 8 medallas de oro y un total de 22 el presidente Lula Da Silva apareció decepcionado de sus atletas, por poner otro ejemplo, a pesar de que Estados Unidos ganó más medallas que todos, perdió en el medallero y eso significó una derrota para los norteamericanos.
En cambio en México nos conformamos con poco, con triunfos a cuentagotas, con los triunfos de países económicamente inferiores como Kenia, Etiopía y Jamaica que celebran muchos triunfos (Ussain Bolt nos ganó en el medallero él solito).
La mentalidad de los mexicanos está acostumbrada a esto y eso es tan cómodo que no va a cambiar jamás. El deporte mexicano está estancado en una mediocridad tal que son solo un puñado muy pequeño de personas que son capaces de ser diferentes, de no temblar ante la presión, esos son quienes nos han dado tan contados triunfos, y los que ahora son capaces de hacer eso en su mayoría están entrenando fuera de México.
Y los propios atletas. Por que cuando tienen pequeños triunfos y son asediados por los medios olvidan quienes son, por que empiezan a recibir dinero y se olvidan de para qué les están pagando, por que para varios de ellos estar en televisa o tv azteca es mas importante que una medalla olímpica y por eso vimos los ridículos de Cristobal Quirino, Romary Rifka y Tania Elías Calles y por eso rezamos que Paola y Tatiana, María y Guillermo, Mariana Avitia y Juan René Serrano no pierdan ese enfoque, por que a los boxeadores con futuro no les llenen los ojos con el profesionalismo y de esta manera no tengamos que continuar iniciando ciclos cada cuatro años.
Es momento de que en México las metas cambien y se eleven un poquito más, que las metas dejen de ser romper récords mexicanos obsoletos que están a kilómetros de distancia de los récords mundiales, a los atletas así como se mantienen y se les pagan entrenamientos hay que exigirles resultados.
Hermosillo se dice satisfecho por la magra cosecha... hay que recordar que en Beijing no se alcanzaron ni la mitad de las finales que se alcanzaron en Atenas. Hay que recordar que si bien en Beijing hubo varios cuartos lugares, en Atenas fue el doble de atletas que quedaron entre los primeros diez.
México tiene que hacer algo con su cabeza, por que es imposible hacerlo con la bola de corruptos que conforman el cuerpo, tiene que plantearse bien lo que quiere de los atletas y enfocarse en esas características y sobre todo debe crear una plataforma que no albergue esperanzas solo para dentro de 4 años sino que sea un semillero para ir evolucionando en cada olimpiada así como lo hicieron Brasil, Argentina y China, obvio sin comparar los recursos.
En México hay talento y es la hora de mostrarlo al mundo.

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